AMLO, el Fantasma que Manda Más que el Presidente

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¡Órale, carnales! Aquí en «DeVotos y otros políticos Nonsanctos», donde los santos son puro cuento y los devotos son los que se arrodillan ante el poder eterno. Resulta que en X, el exvocero presidencial Rubén Aguiar –ese que sabe dónde están enterrados los cadaveritos– soltó la bomba: «Con fuentes de primer nivel puedo afirmar que Claudia Sheinbaum no dio la orden de abrir el caso contra María Amparo Casar, sino que la FGR recibió un llamado directo de López Obrador y Ernestina Godoy obedeció».

¡No mames! ¿En serio? La FGR, ahora con Ernestina Godoy al mando –recién ratificada por el Senado como la nueva fiscalota, después de que Gertz Manero se largara con el rabo entre las patas–, acaba de judicializar el caso de María Amparo Casar, la jefa de Mexicanos Contra la Corrupción que tanto le pica al régimen. La acusan de «uso ilícito de atribuciones» por esa pensión de Pemex de hace 20 años, por la muerte de su esposo que AMLO juraba era suicidio disfrazado de accidente. Y justo ahora, ¡pum!, la citan a audiencia el 16 de diciembre.

La FGR sale al quite diciendo que «fue Gertz quien judicializó en septiembre», no Godoy, y que no hay «consigna ni sesgo». Ajá, y yo soy el Papa. Pero Aguiar, con sus «fuentes de primer nivel», pinta el cuadro: un telefonazo del jefe máximo, el que ya no está en Palacio pero sigue jalando los hilos como titiritero profesional. ¿Será que Claudia es presidenta de membrete y el verdadero mando sigue en el rancho de Palenque, dando órdenes por WhatsApp?

Pobre Claudita, dice que habrá «más coordinación» con la FGR, pero si AMLO sigue metiendo la cuchara, ¿pa’ qué la votamos? Esto huele a que el peje no suelta el poder ni con agua bendita. María Amparo, crítica feroz de la 4T, ahora en la mira justo cuando MCCI sacaba trapitos al sol. Casualidad, ¿verdad? ¡Puras coincidencias, como siempre!

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Al final, ¿quién manda en México? ¿La presidenta o el expresidente que no se jubila ni de chiste? Mientras, nosotros pagando los platos rotos. ¡Qué país, señores! El poder no se va, solo cambia de teléfono.

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