Sheinbaum niega acarreos, a pesar de las pruebas

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En su conferencia mañanera del 8 de diciembre de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum sí se refirió explícitamente al tema durante la ronda de preguntas, respondiendo a una periodista de MVS Noticias que inquirió sobre «versiones de que en el evento que encabezó el sábado pasado hubo algunos grupos que les pagaron por venir». Su respuesta fue clara y enfática:

«Nunca aceptaríamos eso, siempre hemos estado en contra de cualquier dádiva a cambio de participar en un evento, eso no debe ocurrir. Pero, además, no hubiera habido el entusiasmo que hubo en esa manifestación si hubiera habido un acto masivo de compra para poder venir. Primero, siempre hemos estado en contra, nunca lo vamos a aprobar; no es la manera en que nosotros actuamos ni la que utilizamos para convocar a una movilización. Y segundo, eso se nota de inmediato. No hubiera habido la cantidad de gente ni el entusiasmo que había en el evento si ese hubiera sido la forma de convocatoria».

Esta declaración se enmarca en un contexto más amplio de la conferencia, donde Sheinbaum agradeció la participación en la marcha del 6 de diciembre en el Zócalo —convocada para celebrar los siete años de la Cuarta Transformación (4T) desde la victoria de Andrés Manuel López Obrador en 2018— y la describió como un acto de «alegría» y respaldo genuino al proyecto de Morena. No se mencionan detalles operativos de la convocatoria en el resto de la conferencia, pero el énfasis está en contrastar esta manifestación con supuestas movilizaciones «pagadas» de la oposición, como la «Marcha de la Generación Z» de finales de noviembre.

Respecto a las «evidencias», hay reportes periodísticos y testimonios en redes sociales que documentan una importante logística detrás de la asistencia, aunque no siempre equivalen directamente a «pagos individuales» (lo que podría interpretarse como la «dádiva» negada por Sheinbaum). Aquí un resumen equilibrado basado en fuentes disponibles:

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Logística y movilización documentada

– Transporte y llegada masiva: Decenas de autobuses, camiones y combis procedentes de varios estados (como Sonora, donde grupos recorrieron más de 30 horas y fueron hospedados en un hotel al sur de la CDMX) llegaron al Zócalo desde el 5 y 6 de diciembre. Esto fue reportado por medios como ADN40 y La Silla Rota, con videos que muestran convoyes organizados por estructuras de Morena y aliados. No se detalla el costo total, pero se estima un gasto significativo en logística.

– Participación de sindicatos: El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), liderado por Alfonso Cepeda Salas (senador de Morena), movilizó a unos 45 mil maestros de múltiples estados. Cepeda confirmó que el sindicato cubrió el transporte en camiones, pero insistió en que la asistencia fue «voluntaria» y un «corresponsal» al apoyo del gobierno federal a la educación. Esto se reportó en Expansion Política y Reforma, sin mención a pagos directos a los participantes.

– Listas de asistencia y presiones: Circulan videos en redes sociales y TikTok mostrando «pases de lista» en hoteles o puntos de reunión, donde se verifica la presencia de grupos (por ejemplo, tianguistas de la CDMX temiendo perder espacios de venta, o beneficiarios de programas sociales). Usuarios en X (como @taller2006 y @feministpacheca) comparten clips de personas admitiendo obligación por temor a represalias laborales o pérdida de apoyos, aunque estos son testimonios no verificados independientemente. No hay evidencia oficial de coacción generalizada, pero sí denuncias aisladas que evocan prácticas de «acarreo» tradicionales en México.

¿Por qué la negación, pese a estas evidencias?

La respuesta de Sheinbaum no parece una «negación total de la realidad», sino una distinción semántica y estratégica:

– Definición de «dádiva»: El término implica un intercambio directo (como dinero en mano por asistencia), no facilitación logística como transporte pagado por sindicatos o gobiernos locales. El SNTE, por ejemplo, lo presenta como apoyo gremial voluntario, alineado con la narrativa oficial de «entusiasmo popular». Si no hay pruebas concluyentes de sobornos individuales —y las evidencias se centran en organización colectiva—, su rechazo encaja en esa línea.

– Narrativa política: En el contexto de tensiones postelectorales (con Morena defendiendo su mayoría en el Congreso ante iniciativas opositoras), enfatizar el «respaldos espontáneo» refuerza la imagen de la 4T como movimiento de base, en contraste con la «Marcha de la Generación Z», acusada de ser financiada por privados como Ricardo Salinas Pliego. Esto es común en el discurso mañanero: diferenciar «el pueblo» de «la mafia del poder». Críticos en X (como @Mr_Buho) lo ven como hipocresía, recordando que Morena ha criticado acarreos en el pasado.

– Falta de transparencia total: No se ha publicado un desglose oficial de costos (INE podría investigarlo como gasto de precampaña), y las evidencias son fragmentarias (videos virales vs. declaraciones sindicales). Sheinbaum prioriza el «entusiasmo visible» como prueba irrefutable, un argumento subjetivo pero efectivo para su audiencia.

En resumen, hay una brecha entre la logística masiva (que incluye transporte y listas, pero no necesariamente pagos directos) y la «dádiva» negada. Esto podría deberse a una estrategia para preservar la legitimidad popular de la marcha, evitando equipararla a prácticas que Morena condena en otros. Si las evidencias de coacción se acumulan (por ejemplo, vía denuncias formales al INE), podría escalar a un debate mayor sobre transparencia en movilizaciones políticas.

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