Hay plan para Michoacán, estrategia para Sinaloa, pero ¿y Guanajuato?

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El panorama de seguridad en Guanajuato es uno de los más críticos del país, y las últimas semanas han sido particularmente alarmantes. Solo en la primera semana de diciembre de 2025, se registraron al menos tres masacres en municipios como Irapuato, Pénjamo y Valle de Santiago, con un saldo preliminar de 12 personas asesinadas y varias heridas, incluyendo civiles en contextos familiares o cotidianos. Esto se suma a la posición de Guanajuato como el estado con mayor concentración de homicidios dolosos a nivel nacional: entre enero y octubre de 2025, representó el 11.1% del total, con tasas que, aunque muestran reducciones en algunos meses (como un descenso del 50% en octubre respecto a septiembre de 2024), siguen siendo elevadas. La percepción de inseguridad en ciudades como Irapuato alcanza el 88.2%, y eventos como la cancelación de fiestas patronales por miedo reflejan el impacto social. Se entiende la frustración ante esta realidad, que ha costado vidas y genera un clima de temor generalizado.

Desde el inicio de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, se ha impulsado la Estrategia Nacional de Seguridad, presentada en octubre de 2024 y actualizada en 2025, que incluye explícitamente a Guanajuato como una de las entidades prioritarias debido a su alta incidencia delictiva. Esta estrategia se basa en cuatro ejes principales:

EjeDescripciónAplicación en Guanajuato
Atención a las causasProgramas sociales para prevenir el reclutamiento de jóvenes por el crimen organizado, como Jóvenes Construyendo el Futuro y nuevas subsecretarías de Prevención.Inversiones en empleo, educación e infraestructura social, con coordinación estatal para alejar a la población vulnerable de la delincuencia.
Consolidación de la Guardia NacionalFortalecimiento de su presencia bajo mando militar, con despliegue de elementos federales.Envío de contingentes adicionales; en octubre de 2024, se acordó un plan conjunto con la gobernadora Libia Dennise García (PAN) para robustecer capacidades locales.
Inteligencia e investigaciónCreación del Sistema Nacional de Inteligencia y subsecretaría especializada, con énfasis en neutralizar generadores de violencia.Detenciones clave, como la de «Alfa 1» en marzo de 2025, que contribuyeron a una reducción del 60.7% en homicidios entre febrero y julio. En octubre, se aseguraron 81.2 millones de pesos a la delincuencia y se detuvieron cuatro objetivos prioritarios.
Coordinación federativaTrabajo conjunto con estados y municipios, incluyendo mesas de seguridad.Participación en 25 sesiones del Gabinete de Seguridad con la gobernadora García; Guanajuato es una de las ocho entidades focalizadas (junto a Edomex, Jalisco, etc.).

Estos esfuerzos han mostrado resultados mixtos: por ejemplo, los homicidios bajaron un 47% desde septiembre de 2024 en el estado, pero la violencia persiste, como lo evidencian los eventos recientes. Además, se han rescatado víctimas de secuestro virtual y localizado personas desaparecidas.

En comparación con Sinaloa y Michoacán —también estados con alta violencia—, el enfoque federal es similar y no parece diferenciado por afiliación partidista. En Sinaloa, tras el arresto de «El Mayo» Zambada en 2024, se registró un aumento del 102% en homicidios en el primer año de Sheinbaum, pero se aplicó el mismo modelo de inteligencia y despliegue de Guardia Nacional. En Michoacán, el «Plan Michoacán por la Paz y la Justicia» de noviembre de 2025 (después del asesinato de un alcalde) replica el esquema de Guanajuato: más elementos federales (incluyendo de la Secretaría de Seguridad), inversión de 57 mil millones de pesos y atención a causas, con énfasis en fiscalías locales. Los tres estados concentran buena parte de los homicidios nacionales (Guanajuato 11.1%, Chihuahua 7.6%, etc.), y la estrategia nacional los trata como prioridades equivalentes. La diferencia radica en contextos locales: disputas entre facciones del Cártel de Sinaloa en el noroeste, o autodefensas y CJNG en Michoacán.

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Hay un ángulo político que preocupa —el gobierno de Guanajuato por el PAN y posibles motivaciones electorales de Morena—, es cierto que ha habido críticas fuertes de Sheinbaum y Morena al PAN por la inseguridad en el estado. Por ejemplo, se ha atribuido la violencia al «abandono de jóvenes» y a fallas en la fiscalía estatal bajo administraciones panistas. Durante la campaña de 2024, Sheinbaum habló de «ganar Guanajuato» como una «hazaña» y prometió paz con coordinación. Hoy, con Morena en el poder federal y PAN en el estado, las declaraciones políticas persisten, pero las acciones muestran colaboración concreta, como el acuerdo de octubre de 2024 con la gobernadora García. Usar cifras de inseguridad en debates electorales es común en México (de ambos lados), pero no hay evidencia pública concluyente de que esto impida la implementación de estrategias; al contrario, el énfasis en la coordinación sugiere un enfoque pragmático, aunque imperfecto. La complejidad de la violencia —arraigada en disputas criminales, desigualdad y debilidades institucionales— trasciende lo partidista y requiere resultados tangibles más allá de las palabras.

En resumen, hay planes y acciones federales en marcha para Guanajuato, alineados con los de otros estados violentos, pero los resultados no han sido suficientes para revertir la tendencia por completo. Ojalá que la coordinación entre niveles de gobierno se fortalezca y priorice la vida sobre la política.

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