¡Órale, carnales! Imagínense: el Senado, en su infinita sabiduría (léase: en un arranque de postureo digital), aprueba declarar octubre como el «Mes Nacional de la Ciberseguridad». ¿La idea? Jornadas, talleres, foros y campañas para que todos nos pongamos las pilas contra los hackers. Presidido por el senador Colosio Riojas, el dictamen pinta un futuro de resiliencia cibernética, con énfasis en fraudes por IA que ya nos costaron 22 mil milloncitos de pesos en el primer semestre del 2025. Suena bonito, ¿no? Como si de repente México se convirtiera en el Silicon Valley de la defensa digital. Pero, ¡aguas con el chiste!
Porque mientras los senadores se daban palmaditas en la espalda por su «visión multiactor», el país entero se convirtió en un colador de datos. En ese mismo octubre «sagrado», las denuncias de hackeos llovieron como balazos en telenovela: la Fiscalía General del Estado de México vio cómo sus carpetas de investigación se filtraban como chisme de pasillo, con ciberdelincuentes vendiendo el botín en la dark web por unos pesos. ¡Hasta 664 MB de correos del Instituto de Transparencia Edomex, robados vía Zimbra, esa vulnerabilidad que parece el talón de Aquiles de los burócratas! No conforme, la Secretaría de Finanzas de la CDMX perdió 6 GB de archivos sensibles, y ni hablemos de la Secretaría de Salud de Chiapas o la SEP, donde «Sociedad Privada 157» –suena a club de hackers con membresía VIP– expuso datos de alumnos y médicos como si fueran memes virales.
Y pa’ rematar, en lo que va del año ya van 9 filtraciones masivas, afectando a 36 millones de almas inocentes. El IMSS admitió que datos de 20 millones de pensionados andan en venta por el grupo Scorpion –¡nada que ver con el alacrán de tequila!–. Hasta contraseñas de correos .gob.mx, ¡6 mil de ellas!, flotando por ahí como piñatas listas pa’ reventar. ¿Y el Gobierno? Denuncia ante la FGR por aquí, «incidente de seguridad» por allá, pero cero acción real. Es como ponerle un candado de papel a la puerta de Palacio Nacional mientras los ladrones bailan cumbia adentro.
¡Qué ironía, pinche México! Declaramos mes santo contra el cybercaos, y terminamos en una orgía de robos digitales. ¿Saben qué? Esto no es ciberseguridad, es ciberpayasada. Mientras los hackers se ríen en sus cuevas oscuras, nosotros pagamos el pato con identidades robadas y estafas que ni el Tío Sam envidiaría. ¿Cuándo van a invertir en firewalls de verdad, en lugar de discursos de Twitter? Porque si octubre fue el mes de la ciberseguridad, ¡pues qué chingados pasó con noviembre y diciembre! A despertar, devotos: el próximo hackeo podría ser al tuyo.






























