Mientras el número de detenidos en los centros de ICE supera cifras históricas, la detención de inmigrantes los enferma gravemente. Los reportes oficiales y estudios médicos indican que los brotes de patologías prevenibles, el deterioro acelerado de la salud mental, las interrupciones en tratamientos esenciales y la negligencia médica documentada constituyen un riesgo directo para la vida y salud de miles de inmigrantes.
Según el abogado de inmigración Héctor Quiroga, de Quiroga Law Office, PLLC. “la salud de las personas detenidas se ve afectada por factores estructurales que no responden a incidentes aislados, sino a dinámicas que se repiten en diferentes centros y estados”.
La radiografía del impacto sanitario en crisis lo ofrece la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA) en 2025, elaborada con datos de personas liberadas por orden judicial. La percepción de salud “mala o regular” aumenta casi 20 puntos porcentuales tras la detención y los signos compatibles con trastorno de estrés postraumático se disparan de 34,8 % a 59,3 %.
Para el abogado Quiroga, “los patrones identificados en los estudios reflejan condiciones de estrés prolongado comparables a entornos de violencia o guerra, no a espacios que deberían velar por la integridad de los detenidos”.

Un patrón clínico que evidencia un problema de salud pública
Así mismo, una encuesta de BMC Public Health aplicada a 150 profesionales médicos, indica que el 98 % reportó retrasos en tratamientos y entrega de medicamentos esenciales y que el 50% de los casos correspondían a nuevas enfermedades contraídas dentro de los centros.
“Cuando los médicos describen un patrón clínico recurrente, estamos frente a un problema de salud pública, y no es solamente una dificultad administrativa de ICE”, insistió el abogado de inmigración Héctor Quiroga.

Picos estacionales y prácticas que aumentan el riesgo
Un análisis de JAMA, que evaluó 20 instalaciones durante 4 años, mostró que la influenza, las paperas y la hepatitis A circulan de manera constante y con picos inusualmente altos, registrándose 2.035 casos de influenza, 252 de paperas y 486 de hepatitis A. En algunos centros, la influenza alcanzó tasas de 720 casos mensuales por cada 100.000 personas, un nivel que normalmente solo se observa en situaciones de emergencia sanitaria.
“Estos números indican que las medidas de prevención son insuficientes y que el hacinamiento facilita la propagación de enfermedades totalmente prevenibles”, advierte el abogado Quiroga.
La dinámica estacional agrava el riesgo: los picos de influenza en diciembre y la hepatitis A en julio, sin que existan protocolos robustos para prevenirlos. Human Rights Watch documentó, en 2025, casos de detenidos durmiendo en el piso bajo iluminación constante, traslados sin agua ni alimento, ni medicamentos esenciales. “Estas desatenciones en lo básico, aumentan el riesgo de enfermedades físicas y descompensaciones médicas agudas”, señaló el abogado Quiroga.

Embarazo y aislamiento: una combinación que agrava el daño
A las mujeres embarazadas se les priva de vitaminas prenatales y el aislamiento genera episodios de aborto espontáneo sin atención adecuada. Para el abogado Quiroga estas prácticas “ponen en riesgo la vida y la salud de mujeres y evidencian una falla sistémica para proteger a poblaciones en mayor vulnerabilidad. El confinamiento prolongado les genera crisis psicológicas severas, además de los traumas o condiciones previas”.
En los inicios de 2025, cerca de 10 mil detenidos se sometieron a confinamiento solitario, entre ellos estaban enfermos mentales, en condición de discapacidad, y de la comunidad LGBTQ+. La ansiedad, depresión, trastornos del sueño, enfermedades crónicas y las condiciones infecciosas persisten en los liberados con secuelas de meses o años de padecimiento posterior, lo que pudo haberse prevenido o tratado a tiempo.
“Las consecuencias no terminan al recuperar la libertad; los daños se trasladan a las comunidades, a las familias con altos costos humanos y económicos, y los sistemas de salud colapsan o se mantienen en crisis”, afirmó el abogado de inmigración Héctor Quiroga.
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