A propósito de la argumentación oficial de que la inseguridad debe atenderse prioritariamente en el renglón de las causas sociales, la estrategia gubernamental de enfocar a la sociedad como objetivo debería aclarare que una cosa son los subsidios directos y otra es la desigualdad estructural del modelo de desarrollo mexicano desde mediados del siglo XIX a la fecha porque acumula cifras de bajo nivel social que son aprovechadas por las bandas delictivas.
En este sentido se deben de desglosar las causas sociales que son beneficiadas por subsidios directos y las causas sociales producto de la desigualdad en la distribución de la riqueza. El último reporte gubernamental sobre “Atención a las Causas” aterriza actividades oficiales que amplían un poco la presencia gubernamental en temas diversos, pero no modifican la estructura de desigualdad social: atenciones gubernamentales en lo general, talleres por la paz contra las adicciones, murales por la paz, ferias de trámites y servicios cívicos, rescate de tradiciones, actividades de “ponte en fila”, competencias deportivas, mejoramiento urbano, entrega de escrituras, becas, ferias de paz, más becas, acciones de labor social, jornadas por la Paz, visita casa por casa, comités de paz, consejos de paz y justicia cívica, tianguis de bienestar, intercambio de armas y canje de juguetes agresivos por didácticos.
Si estas actividades ciertamente ayudan en las comunidades donde operan, no alteran los datos fundamentales que revelan la situación de desempleo y pobreza de los habitantes de la República que no alcanzan –en síntesis– a tener ingresos que los desvíe de caer en las garras de la contratación del crimen organizado. Datos prueban que el desarrollo económico de México es una causa social no atendida que se encuentra en el eje del fortalecimiento en los grupos delictivos en todo el país:
–El 55% de la población económicamente activas se encuentra en la informalidad, es decir, sin seguridad en el empleo, ni salarios oficiales, ni prestaciones sociales.
–El 40% de la población económicamente activa ocupada gana hasta un salario mínimo, el 71% tiene ingresos de uno a dos salarios mínimos, y las indagaciones no oficiales revelan que el salario mínimo no cubre ni el 60% de las necesidades de un trabajador.
–El Tratado de Comercio Libre que fue vendido como la gran solución contra el desempleo se ha convertido una decepción total en los 30 años de vigencia, de acuerdo con una investigación muy minuciosa de Arnulfo R. Gómez: en periodo solo se han creado 13.1 millones de empleos formales, a una media de apenas 436,000 por año, frente a una demanda promedio anual de casi un millón de nuevos trabajadores que cada año se incorporan a la población económicamente activa.
–En el mismo período de 30 años y a pesar de que Salinas de Gortari vendió el acuerdo como la gran solución a la desigualdad, el sector informal creció más que el formal: 16 millones en 30 años, una media de 534,000 anuales.
–El déficit del empleo formal ha crecido de 21 millones en 1993 a 38.6 millones en 2023.
–La única manera sana de distribuir socialmente a la riqueza es a través del crecimiento económico. Y el PIB promedio anual de los 30 años de Tratado estuvo abajo del 2%, frente a la necesidad mínima de 4% para poder darle empleo a los mexicanos en el sector formal, y se requeriría una tasa de 6% promedio anual para compensar la crisis de PIB y creación del empleo en la larga pesadilla neoliberal de 1983-2024.
–A pesar de las cifras pobremente positivas de la economía, el Estado ha carecido de una verdadera política de distribución social de la riqueza y los mecanismos fiscales y de gasto público responden más a compra de lealtades electorales. El 80% de los mexicanos se reparte el 20% del ingreso y el 20% restante de habitantes acumula el 80% de la riqueza. Los 20 mexicanos más ricos tienen una riqueza comparable con el 70% de los mexicanos.
–La crisis de modelo económico en 1973 modificó la política social del Estado para generar el bienestar que debiera favorecer a la mayoría de los mexicanos no propietarios de medios de producción y la transformó –de López Portillo a López Obrador– en política asistencialista primero a los más pobres y después solo a los mexicanos garantes de votos. El aumento del salario mínimo y los programas sociales inciden solo en la pobreza salarial, pero la pobreza multidimensional sigue en los principales rumbos del bienestar social: educación, salud, empleo y seguridad cada vez para menos mexicanos porque el presupuesto no alcanza.
En síntesis, el modelo gubernamental de causas sociales tiene un efecto atenuador en las comunidades sociales, pero no reconstruye el tejido social que es consecuencia de instituciones democráticas que no existen y que están copadas por el crimen organizado. Las becas gubernamentales son menores en su derrama socioeconómica que la economía del crimen organizado que comienza con el empleo de personas para servir a los delincuentes.
Así que hay de causas sociales a causas sociales.
Política para dummies: la política explica que la causa de la causa es la causa de lo causado.
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