Noroña: Selfies en el Desierto, ¿Diplomacia o Turismo VIP?

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¡Ay, mis devotos y nonsanctos! Aquí les va la perla de la semana en DeVotos y otros políticos Nonsanctos: Gerardo Fernández Noroña, el diputado que se cree influencer de geopolítica, anda de gira por el Medio Oriente como si fuera el Chavo del Ocho en Acapulco. Confirmado: los Emiratos Árabes Unidos le pagaron el boleto, el hotelazo y hasta el camello para las selfies. ¿Y qué ha hecho de «relevante»? Pos nada, carnales. Pura foto en dunas, con turbante prestado y caption de «construyendo puentes». ¡Puentes de arena, diría yo!

El señor, que en el Congreso grita como si le debieran la quincena, ahora amenaza con más viajes VIP: «¡Me voy a China y Rusia, también pagados por ellos!». O sea, ¿diplomacia o vacaciones con todo pagado? Porque en sus redes no hay ni un memorándum, ni una propuesta, ni un «oigan, negocié algo por México». Solo él, posando frente al Burj Khalifa como si fuera su rancho. ¡Hasta se tomó una con un halcón en el brazo! ¿Qué sigue, Noroña en el espacio con Elon Musk, patrocinado por Marte?

Y no es broma: en X, el hombre publica más selfies que una quinceañera en su fiesta. Una usuaria le puso: «Diputado, ¿y el pueblo? ¿También lo invitaste al yate?». Otro más sarcástico: «Gracias Emiratos por mantener a nuestro influencer oficial». Hasta circula un meme con Noroña en camello y la leyenda: «Cuando te pagan por turistear y dices que es ‘diplomacia parlamentaria'».

Miren, no es que esté mal viajar (¡quién no quiere Dubai gratis!), pero cuando eres funcionario y tu chamba es legislar, no posar, pues como que huele a narcisismo con aroma a petróleo. ¿Y si en vez de selfies, trajera acuerdos comerciales? ¿Inversiones? ¿Algo que no quepa en Instagram? Pero no, mejor amenaza con más giras. Próximo destino: ¿Corea del Norte? ¡Seguro Kim Jong-un le presta el jet!

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En fin, mientras Noroña se broncea en el desierto, aquí seguimos con los mismos problemas: gasolina cara, inseguridad y diputados que confunden el erario con su tarjeta de crédito. ¡Qué bonito es ser nonsanto!

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