¿La 4T Niega Corrupción o se Hunde en Ella?

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¡Ay, nanita! En esta bendita tierra de la Cuarta Transformación, donde la honestidad es como el mole de la abuela: sagrado y sin manchas, Morena juega al avestruz con la corrupción. ¿Pruebas? ¡Puras patrañas de la mafia del poder! Así nomás, como si fuéramos tontos del pueblo, nos venden que todo es puro chisme opositor. Pero oigan, mis carnales, si aceptan un solo pecadillo, ¡zas! Todo se viene abajo como fichas de dominó en una cantina de Tepito. Ni un «pez menor» sacrifican para calmar el borlote, porque saben qué si cae uno, caen todos, incluido el santo patrono AMLO.

Miren no más los escándalos que han estallado en este 2025, primer añito de la doctora Sheinbaum. El famoso «Huachicol Fiscal», ese robo hormiga que desvía 200 mil milloncitos al año, salpicando a la crema y nata morenista. ¿Y qué me dicen de Segalmex, el fraude maestro con contratos fantasma por 15 mil millones? Ahí, el exdirector Ignacio Ovalle, cuatito de López Obrador, se enriqueció como por arte de magia, mientras el erario llora. Ni hablemos de los lujos: yates, mansiones y jets privados de secretarios y senadores, expuestos hasta en el New York Times, que los puso en portada como rockstars de la impunidad. ¡Y la presidenta regañando a su gabinete como maestra de kínder: «¡Cero tolerancia, eh!», pero sin meter a nadie al bote!

La táctica es clara: negar, negar y negar. Como dice un tuitero: «Morena no quiere apodos, quiere impunidad». Defienden a gobernadores ligados al narco, minimizan filtraciones de EE.UU. cancelando visas por nexos criminales, y lavan la ropa sucia «en casa», como si el pueblo no oliera el tufo. ¿Lavado de dinero? ¡Pura campaña negra! ¿Nepotismo? ¡Coincidencias familiares! Y así, 51 casos documentados en solo un año, según Mexicanos Contra la Corrupción, pero ni un solo «culpable» en la cárcel.

Ahora, la pregunta del millón: ¿servirá este numerito de cara a las elecciones? En 2027 renovamos Diputados, y en 2030 la grande presidencial. Las encuestas ya muestran un bajón del 15% en el apoyo a Morena, sobre todo entre los jóvenes y la clase media baja que creyeron en la austeridad. Si siguen negando lo innegable, el electorado podría decir «¡ya basta!» y mandar la 4T al basurero de la historia, como al PRI post-Peña. O tal vez, con su maquinaria clientelar y programas sociales, logren tapar el sol con un dedo. Pero recuerden, carnales: el pueblo no es pendejo, y la corrupción huele peor que tacos de carnitas rancios.

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Al final, si no ofrecen ni un chivo expiatorio, el dominó caerá solo. ¡Que viva la transformación… de bolsillos ajenos!


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