SEGALMEX: Entre los señalamientos y los datos verificados, el ruido y la narrativa

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El nombre de Segalmex pasará a la historia sin lugar a dudas, el reto hoy es saber si los programas sociales son entregados a las comunidades necesitadas, o si por el contrario son parte de una red de empresas fachadas amañadas con el Gobierno.

Lo que no se vale son las verdades a medias, por eso pondré la lupa en las últimas historias, en los contratos, en las adjudicaciones, en los informes de la ASF y haré visitas de campo.

En las últimas semanas, diversas publicaciones y comentarios en redes sociales señalaron a la empresa Konkistolo, insinuando que operaba desde un simple departamento y sugiriendo irregularidades en contratos vinculados a programas sociales.

Las imágenes de un domicilio particular circularon como prueba del supuesto fraude. Sin embargo, detrás del escándalo mediático, los datos verificados cuentan otra historia.

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En periodismo, los titulares ruidosos llaman la atención, pero los hechos se sostienen en documentos y visitas de campo. Por eso realizamos una verificación independiente:

  1. Revisión documental:
    • Consultamos el Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y los datos de la razón social de Konkistolo.
    • Accedimos a los informes públicos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) sobre los contratos señalados.
  2. Verificación en campo:
    • Visitamos el domicilio fiscal registrado ante el SAT: un almacén operativo, no el departamento mostrado en algunos reportajes.
    • Comprobamos que el inmueble ya había sido inspeccionado por la entidad contratante y por la ASF.
  3. Entrevistas con fuentes directas:
    • Conversamos con una de las dueñas de Konkistolo, quien aclaró que el departamento difundido pertenece a su padre y no está vinculado con las operaciones de la empresa, sin embargo, se sintió acosada y presionada por compañeros del periodismo, por lo que decidió negar los hechos ante el temor de la extorsión y el secuestro.
    • Consultamos a funcionarios encargados de la supervisión de los programas sociales, quienes confirmaron que los apoyos sí han llegado a las comunidades beneficiarias.
  4. Contraste mediático:
    • Revisamos reportes previos sobre la empresa y los comparamos con los informes de ejecución de programas.

Lo que encontramos

  • No es empresa fantasma: El domicilio fiscal corresponde a un almacén operativo que ha sido revisado por las autoridades competentes.
  • No hay daño patrimonial: Los contratos revisados cumplen con los requisitos legales y han sido supervisados por la ASF.
  • Los apoyos llegaron: Testimonios en comunidades beneficiarias confirman la entrega de los programas sociales.
  • La confusión mediática pesó: La difusión de imágenes de un domicilio particular ajeno a la empresa sesgó la narrativa pública.

Entre el dato duro y el titular fácil

El problema no es nuevo: imágenes llamativas y frases contundentes suelen imponerse sobre los documentos y las supervisiones oficiales.
Nuestro recorrido en campo y la revisión de informes públicos desmontan las acusaciones de fraude. Los hechos confirman que los programas se han ejecutado y que la fiscalización los ha seguido de cerca.

Una lección para el periodismo y para el debate público

En un país con desafíos de corrupción y desconfianza, la cobertura de casos que involucran recursos públicos exige más que titulares: verificación de fuentes, visitas en campo y revisión documental.

En este caso, los datos duros contrastan con las acusaciones iniciales. El verdadero reto no es desmentir escándalos, sino fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas con información verificable.

El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

carlosramirezh@elindependiente.com.mx

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@carlosramirezh


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