En México Evalúa nos hemos dado a la tarea de analizar el Paquete Económico 2026. Al respecto, encontramos que tres de cada cuatro pesos de ingresos ya están comprometidos en gastos obligatorios: pensiones, transferencias a los estados e intereses de la deuda. Esto deja un margen mínimo para áreas clave como salud, seguridad y educación, que siguen rezagadas respecto a estándares internacionales. Además, Pemex se convertirá en carga fiscal en lugar de ser fuente de ingresos, pues sus aportaciones serán menores a los recursos que el Estado proyecta transferirle.
En el terreno educativo, aunque el presupuesto crece, la distribución privilegia becas y apoyos inmediatos y deja estancada la formación docente, la educación inicial o los programas de calidad. En justicia, a pesar de un aumento relativo, el gasto seguirá siendo marginal, lo que limita su capacidad operativa.
Frente a este escenario, preocupa la debilidad de la oposición en momentos en los que se debe llegar a consensos de Estado: el presupuesto 2026 debería ser la oportunidad para replantear un rumbo compartido.
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