¡Ay, nanita! ¿Ya se enteraron del culebrón jurídico que tiene a los hijos de AMLO bailando con el diablo del huachicol fiscal? Tres amparitos fresquitos, como tamales del 16 de septiembre –sí, presentados justo en el Grito, qué casualidad tan chingona–, que blindan a Andy (Andrés Manuel López Beltrán), Bobby (Gonzalo) y José Ramón contra cualquier madrazo de detención. Expedientes 1446/2025 en Tabasco, 2098/2025 en Zacatecas y 1728/2025 en la CDMX, todos pidiendo «cese de privación de libertad» y anulación de aprehensiones por supuestas desapariciones forzadas y demás maromas. Pero ¡agárrense los machos! Nadie sabe quién carajos los metió ahí, ni los chamacos ni el abogado firmante, Francisco Javier Rodríguez Smith Macdonald –el mismo que se aseguraba defendió a Caro Quintero, ¡nada menos!– que grita a los cuatro vientos: «Me usaron como conejillo de indias, voy a denunciar por usurpación». ¿Falsificación? ¿O un truco de magia negra?
Imagínense la escena: los López Beltrán, esos príncipes de Palacio Nacional que juraban no haber tocado ni un litro de diésel robado, de repente amparados junto a un desfile de pillos del huachicol: Roberto «El Señor de los Buques» Blanco Cantú, el contraalmirante Fernando Farías Laguna –alias «El Capitán Sol», qué poético para un contrabandista–, y un rosario de exmarinos, empresarios y hasta una tal Diana Heleyn Foullon Gómez que suena a villana de telenovela. Diecisiete en total, según las demandas filtradas que ahora circulan como meme en X.
Andy tuiteó: «Es un montaje, no pedí nada», y Morena corea que es «campaña de calumnias» de la oposición fifí, esos que sueñan con ver a la 4T en el ojo del huracán. Sheinbaum, desde la mañanera, soltó: «No aparecen en el expediente del huachicol, ¿quién puso los amparos? ¡A investigar!» Como si fuera un episodio de «La Rosa de Guadalupe», pero con más lana sucia: 177 mil millones de pesos perdidos al año en combustible chueco, y ahora esto huele a que alguien quiere saber si hay carpetas calientes contra los herederos del Tata.
¿Fuego amigo, carnales? ¿Un cuate resentido dentro de Morena queriendo descarrilar las ambiciones políticas de Andy, que ya se veía posando para candidaturas futuras? ¿O los huachicoleros de cuello blanco, esos que operaban con buques fantasmas en Tampico y Manzanillo, tirando carnada para ver si pica el anzuelo de la FGR y saber si los López andan en su radar? Héctor de Mauleón, en su columna, lo pinta como un «mensaje oculto»: una advertencia sádica de que nadie escapa al pantano. Y mientras, Beatriz Gutiérrez Müller grita –sin que nadie le haga caso– «¡Basta de fake news!» en redes, como si el escándalo no fuera real solo por negarlo.
En fin, esto es México: donde un amparo es como un chaleco antibalas prestado, pero sin saber quién te lo encajó. ¿Se armará la grande o quedará en chisme de pasillo? Si los hijos del expresidente terminan cantando como ruiseñores, la Cuarta Transformación va a necesitar más que abrazos y oraciones para salir del hoyo. ¡No se lo pierdan, que el próximo capítulo promete más traiciones que en «La Casa de los Famosos»!
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