La verdad es que no sé por qué se sorprenden, queridos lectores. Es como si le dijeran a la gallina que no cacaree mientras pone un huevo. A ver, la Cuarta Transformación, o 4T para los cuates, ya nos ha demostrado que lo suyo, lo suyo, es la chamba en solitario. No les gusta que les metan mano, y mucho menos ideas. ¿Diálogo? ¿Inclusión? ¡No mamen! Eso es de la vieja escuela, de los tiempos del PRIAN. Aquí se viene a obedecer y a aplaudir, no a pensar.
Ahora resulta que se está cocinando una Reforma Electoral que, según los rumores, va a dejar al INE como una piñata después de una posada: hecho trizas y sin nada adentro. Y los de la oposición, los que se la pasan tirando carrilla en Twitter y que nomás tienen voz en su celular, están berreando como si les hubieran quitado el chupón. Que si no los consultan, que si es un atentado a la democracia, que si bla, bla, bla. ¡Pues claro, pendejos! El que manda, manda. Y el que no, pues se jode.
La verdad, esto de la política en México es un circo de tres pistas, pero con una sola carpa. Y el domador, que es el que reparte los latigazos, ya dijo que no quiere payasos que no sean de su circo. Así que, a todos los que se andan quejando, les digo: mejor vayan a comprarse unas palomitas y disfruten de la función. Total, al final de la jornada, la democracia va a seguir igual: medio jodida, medio coja y con un solo dueño. Y si no les gusta, pues se aguantan.
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