A ver, mis queridos amargados y esperanzados, el chismecito de hoy es más viejo que el nudo de la corbata de tu abuelo: ¿Morena la va a cagar en 2027? ¡Jajajajajajajajaja! Perdón, se me salió la risa nerviosa. Es que pensar en eso y luego voltear a ver a la oposición es como querer que un burro vuele y te pida un mojito. ¡No mamen!
Resulta que andamos con el Jesús en la boca porque la situación del país… ¿cuál situación? ¿La de que el aguacate está más caro que un riñón, o que el tráfico de la CDMX ya se siente en Querétaro? Esa “situación” que nos tiene a todos con la bilis revuelta, pues se supone que debería cobrarle factura a Morena. Pero, ¡oh, sorpresa!, ahí siguen los meros meros, bailando al son que les tocan y con el auditorio de pie aplaudiéndoles.
Y luego, para colmo, tenemos a la oposición. ¡Ay, mi madre! Más desangelada que fiesta de quinceañera sin reggaetón. ¿Figuras relevantes? ¿Dónde? ¿En el espejo de la fantasía? Seamos honestos, parecen personajes de reparto en una película donde el protagonista es Morena y ellos nomás pasan por ahí a ver qué pescan. No tienen ni para dónde hacerse, ni un líder que le eche huevos y diga “aquí estoy, banda, ¡vamos a partirles su queso!” Nomas andan de miedosos, como perrito atropellado que no sabe si ladrar o morir.
Así que, el miedo no anda en burro, anda en carrito alegórico, que Morena no le va a sudar ni una gota en las próximas elecciones. Mantendrán su mayoría en San Lázaro, porque ¿quién chingados los va a bajar? ¿El fantasma de la ópera?
A menos, claro, que el ciudadano de a pie, el que se encabrona con el precio de la tortilla, el que ya no aguanta la inseguridad, se digne a dejar de chismear en Facebook y se ponga a organizar algo. Algo que no sea una peda, eh. Algo que realmente haga la diferencia. Porque si no, seguiremos con la misma cantaleta y Morena seguirá en el trono, nomás cambiando de canciones, pero con el mismo karaoke. ¡Y a seguir aguantando vara!
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