El pasado fin de semana, la presidenta Claudia Sheinbaum exhortó a sus compañeros de Morena a practicar la austeridad, evocando la célebre frase de Benito Juárez: “Los gobernantes debemos vivir en la justa medianía”. Sin embargo, el mensaje de sobriedad parece haber caído en oídos sordos para algunos miembros de su partido. Mientras Sheinbaum insistía en la humildad como pilar de la Cuarta Transformación, las redes sociales ardían con imágenes de morenistas disfrutando de lujosas vacaciones en Europa y Japón, además de la ostentosa boda de la diputada local de Puebla, Grace Palomares. Este contraste entre discurso y acciones ha desatado críticas y cuestionamientos sobre la coherencia de Morena.
El llamado de Sheinbaum no es nuevo. Desde su campaña, la presidenta ha enfatizado la austeridad republicana como un principio irrenunciable, alineándose con la visión de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, publicaciones en X revelan que legisladores y figuras de Morena han sido captados en destinos turísticos de alto costo, como París y Tokio, lo que ha generado burlas y acusaciones de hipocresía. Usuarios en redes han ironizado: “¿Austeridad? Parece que solo aplica en el discurso”. Un tuit destacó que estos viajes contrastan con el mensaje de “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, una bandera que Morena ha ondeado desde su fundación.
El caso de Grace Palomares, diputada local en Puebla, añadió leña al fuego. Su boda, descrita como un evento de gran lujo, con decoraciones extravagantes y una organización que no escatimó en detalles, fue ampliamente comentada en redes. Según reportes, el evento tuvo un costo elevado, lo que choca con el discurso de austeridad promovido por Sheinbaum. En X, un usuario señaló: “Mientras Sheinbaum cita a Juárez, en Puebla se gastan millones en una boda morenista”. Este episodio ha alimentado la percepción de que algunos líderes de Morena viven en una realidad distinta a la que predican.
Analistas advierten que estas contradicciones podrían erosionar la credibilidad de Morena, un partido que ha construido su narrativa sobre la defensa de los más desfavorecidos. La oposición, aunque debilitada, ha aprovechado para señalar la incongruencia, mientras que algunos sectores de la base morenista expresan descontento. “Es un mal mensaje para la militancia que sí cree en la 4T”, comentó un usuario en X. La situación plantea un desafío para Sheinbaum: mantener la unidad del partido y reforzar su autoridad sin alienar a los sectores que ven en estos excesos una traición a los ideales juaristas.
El episodio refleja una tensión interna en Morena: la dificultad de alinear a un partido diverso, con facciones que van desde idealistas hasta oportunistas. Sheinbaum, con su perfil técnico y disciplinado, deberá encontrar un equilibrio entre el control interno y la imagen pública. Mientras tanto, la “justa medianía” parece, para algunos morenistas, un ideal más retórico que práctico.
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