Sheinbaum dice que en Sinaloa no había homicidios antes de la detención de El Mayo, pero los sinaloenses tienen otros datos

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El 17 de octubre, en su conferencia mañanera, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que “Sinaloa prácticamente no tenía homicidios; viene una detención, que no es una detención que venga de instancias del gobierno estatal, del gobierno federal o de las fiscalías, sino que hay un supuesto secuestro de un… de ‘El Mayo’, y se lo llevan a Estados Unidos”.

Pero los sinaloenses tienen otros datos, viviendo cotidianamente con el peligro constante por la guerra que se dio luego de la detención de Ismael Zambada, con una violencia que no había reducido su intensidad, como lo demuestran las cifras que da a conocer la Fiscalía del estado.

Incluso, la sección El Sabueso del portal Animal Político publicó un análisis en el que califican de engañosa la afirmación de la presidenta.

La mejor información para conocer la realidad que viven los habitantes de Sinaloa proviene de sus propios testimonios, los cuales muestran la zozobra diaria por no saber si regresarán vivos a sus hogares, con comercios que tienen que cerrar temprano por el temor a estar en medio de las balas de los cárteles en guerra, con muchos casos de automovilistas que perdieron sus vehículos por los bloqueos, entre otras historias que se comparten en redes sociales.

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En este contexto, en Sinaloa se preguntan por qué el gobernador de la entidad, Rubén Rocha Moya, no ha sufrido las consecuencias de su relación con el Cártel de Sinaloa, en especial luego de las revelaciones que tienen como fuente al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de que fue uno de los organizadores de la reunión en la que fue engañado El Mayo Zambada.

La analista política Anabel Abarca va más lejos y en su cuenta de Tiktok se pregunta la razón por la que el mandatario sigue vivo, exponiendo las razones para esa pregunta que no implica el deseo de verlo muerto. Vea el video y juzgue usted:

Sinaloa sigue padeciendo de la violencia y como expresó en un artículo el director del diario Noroeste, Adrián López Ortíz, el 14 de octubre: «Cometimos entonces la osadía de hablar de la ‘pacificación’ de Sinaloa mientras las personas desaparecidas se volvían las nuevas víctimas del crimen organizado, incluso al nivel de duplicar los homicidios; pero como la gran mayoría de quienes son raptados pertenecen a los estratos sociales más bajos y no a las élites, los criminalizamos y ninguneamos: ‘en algo andaban’, repetimos cínicamente para no ver a los ojos a las madres que los buscan.

«Por eso la paz que creímos alcanzar no era una paz duradera sino una bastante frágil. Una pax narca. Una paz en la que los más vulnerables siguen poniendo los muertos. El primer Jueves Negro tuvimos que abrir los ojos y reconocer que nuestra tranquilidad estaba en otras manos, no en las nuestras, y aún peor, tampoco en la de nuestras autoridades».


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