Ante distintos temas o hechos que tienen lugar en el país —la mayoría de estos lamentables–, se dice que si hubiera voluntad política se llegaría a acuerdos, se encontrarían soluciones o se resolverían los problema que tenemos como país.
Pero pasa el tiempo, el PRI gobernó y dejó el poder, lo mismo pasó con el PAN y ahora Morena tiene el control de los tres poderes de la Unión y seguimos con los mismos problemas.
Lo que nos lleva a preguntarnos si en verdad no podemos resolver problemas como la inseguridad, pobreza, desabasto de medicinas, desigualdad, falta de empleo y otros más que integran una lista larga.
O es que no se pueden resolver o, simplemente, no se quiere porque mantenerlos beneficia a ciertos grupos.
Y es que la llamada «voluntad política» que tanto se alude a la hora de dar discursos o responder entrevistas se evapora a la hora de llevarla a la realidad, pues los acuerdos se alejan porque no se puede negociar o dialogar con la oposición o porque el fuego amigo no permite encontrar soluciones o porque simplemente no se quiere.
El desabasto de medicinas, por ejemplo, ¿no se podía resolver desde el inicio del sexenio pasado? Es claro que si el expresidente López Obrador hubiera tenido voluntad política, y no una ceguera ideológica, ese problema no se seguiría arrastrando como se ha reconocido en las mañaneras de la presidenta Sheinbaum.
Y podríamos seguir con los ejemplos, como es el caso de la seguridad pública, pero a la conclusión a la que llegamos es que sencillamente no hay «voluntad política» para resolver los problemas.
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