¡Puta madre! Agárrense, chairos y fifís por igual, porque el buen Simón Levy, el oráculo de la 4T que ya no es de la 4T, la anda volviendo a armar en X (antes Twitter). Este güey, que le ha atinado más que los pronósticos del clima en la CDMX, ahora sale con que el Tío Sam, pero el Tío Sam con copete naranja, o sea, Donald Trump, ¡viene con todo contra el gobierno de Claudia Sheinbaum!
Según el Simón, que ya ven que de repente le da por soltar las verdades incómodas como pedo en elevador, dice que va a haber una respuesta “fuerte” de la administración Trump. ¿Fuerte cómo qué? ¿Como un golpe de estado tuitero? ¿Como un bloqueo de aguacates? ¿O de plano como que nos van a mandar a construir el muro ellos solitos, pero con mano de obra mexicana que les salga más barata? ¡Quién sabe! Pero el Simón ya lo dijo, y si este cabrón ya le atinó a lo del dólar, a lo de la inflación, y hasta a la hora en que te da hambre, ¡hay que ponerle atención!
Ahora, Trump en la Casa Blanca es como la amenaza latente de que tu ex regrese a tu vida, pero con más poder y menos ganas de hablar y la cosa se va a poner buena. Ya me imagino a la Sheinbaum, con su doctorado en energía y su experiencia en el gobierno, sacando sus mejores dotes de negociadora para lidiar, una vez más luego de lo de los aranceles, con un güey que te saluda y al minuto ya te está demandando por difamación.
Así que, mientras los gringos deciden el momento para dar su siguiente golpe, nosotros aquí, entre la esperanza y la resignación, nos preparamos para lo que venga. Porque si Simón Levy lo está planteando así: «A diferencia de las guerras convencionales del siglo XX, lo que está ocurriendo entre Estados Unidos y México es una ruptura silenciosa, multidimensional. Washington ya no ve a México como un aliado inestable, sino como una plataforma enemiga infiltrada. Y aunque Sheinbaum insista en un tono técnico y conciliador, la narrativa dominante en la Casa Blanca es que la amenaza no es ella, sino el sistema que representa.
«Trump ha llegado a una conclusión estratégica: si no se detiene ahora esta coalición entre narco, populismo, y potencias antiamericanas, el daño será irreversible. En sus propias palabras, filtradas por un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional: ‘México no es el enemigo, pero lo han secuestrado. Y si no liberamos a nuestro vecino hoy, será nuestro verdugo mañana'». ¡Puta madre!
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