La doble moral de la 4T: Censura a la vista

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¡Qué tal, raza! Su irreverente redactor, listo para echar el chismecito, pero del que deja pensando y con la mosca detrás de la oreja. Resulta que en este país de la Cuarta Transformación, donde la libertad de expresión es un lema de campaña más que una realidad palpable, nos topamos con cada joyita que ni mandada a hacer para el circo.

Ahora le tocó a Karla Estrella, una ciudadana de a pie, una simple usuaria de las redes sociales, vivir en carne propia lo que es toparse con pared cuando te metes con los “intocables” de la política nacional. La morra, ni corta ni perezosa, se le puso al brinco a la diputada #DatoProtegido y a su influyente esposo, y ¿qué creen? ¡Zaz cumbia! Le aplicaron la de “cállate chachalaca” digitalmente hablando. Le bajaron su contenido, la censuraron, ¡como si fuera una amenaza a la seguridad nacional!

Y lo más cagado es que hasta la mismísima presidenta Claudia Sheinbaum salió a decir que eso era un “abuso”. ¡No, bueno! Como si no supiera cómo se cuecen las habas en su propio corral. Pero la cosa no para ahí, mis estimados. Inmediatamente después de este penoso incidente, salieron a la luz los “propagandistas de la 4T”, esos youtubers y opinólogos de redes que, con más ganas que argumentos, se desgarraron las vestiduras defendiendo a la pareja de poderosos.

¡Y la joya de la corona! Sacaron a relucir la teoría de la conspiración, digna de un capítulo de La Rosa de Guadalupe: que si Karla Estrella está vinculada a un partido político (¡oh, sorpresa!, como si eso la descalificara para expresar una opinión), que si es parte de una campaña orquestada por la derecha. ¡No mamen! ¿Neta? ¿No pueden aceptar que a veces sus “súper líderes” también la cagan y que la gente se les voltea porque están hartos de tanta mamada?

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Aquí la hipocresía apesta más que puesto de garnachas en día de calor. Se llenan la boca hablando de libertad de expresión, de que el pueblo es sabio y participa, pero en cuanto alguien les pellizca un callo, sacan la artillería pesada para silenciarlo. Así, mis chavos, es como funciona el poder en este país. Si no estás conmigo, estás contra mí, y si estás contra mí, te chingas.

Aquí el problema es el poder. Quienes lo tienen sienten que pueden hacer lo que les venga en gana con quien se les antoje y que nadie les puede decir nada. Si lo hacen, luego luego sale el uso de sus influencias para acallar a quien se atreva a criticarlos, incluso, si es de su mismo partido o, en este caso, de su mismo lado político. Si no me crees, al final te explico con más detalle por qué.

Lo que callan los propagandistas de la 4T

Mira, te voy a dar un tip para entender mejor a esos que salen a defender lo indefendible: a esos les dicen «bots orgánicos» o «voceros no oficiales». Muchos, no todos, reciben un sueldo o algún tipo de beneficio por su «labor». Y no, no tienen un contrato formal ni nada, pero sí que les cae su «apoyo» o de plano, les dan la «línea» para que se pongan a defender lo indefendible. Es una práctica vieja, ni creas que es algo nuevo de este sexenio, pero ahora con las redes sociales es mucho más visible y organizada. Así que cuando veas a uno de esos «influencers» sacando teorías conspirativas de la nada para defender a un político, piensa si no hay un interés detrás. A veces la lana, a veces el poder, a veces un puesto de funcionario, o de plano, la promesa de ello.


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