Crónicas de la Inteligencia Artificial (XI)

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La inteligencia artificial (IA) actual aún no tiene la capacidad de autoregularse de manera completa y autónoma. Esto se debe a que, en su mayoría, las IAs actuales son sistemas programados para tareas específicas y dependen de instrucciones y reglas preestablecidas por los humanos. En general, la autoregulación implica que un sistema pueda identificar, analizar, y corregir sus propias fallas o comportamientos no deseados sin intervención externa, lo cual requiere un nivel de entendimiento y autonomía que aún no se ha alcanzado en la IA moderna.

Actualmente, ciertos modelos de IA tienen capacidades limitadas de autocorrección, como el ajuste en tiempo real de parámetros durante el aprendizaje (por ejemplo, aprendizaje supervisado o no supervisado) o el ajuste de algoritmos para mejorar la precisión de sus predicciones. Sin embargo, estos ajustes se realizan dentro de un marco de parámetros predefinidos y no representan una «autoregulación» en el sentido pleno. Estos sistemas necesitan intervención humana para fijar objetivos, revisar resultados y modificar el sistema cuando es necesario.

A medida que la investigación en IA avance, es posible que veamos una mayor capacidad de autocorrección en sistemas autónomos, aunque esto traería desafíos éticos y técnicos. Para asegurar una autoregulación segura y ética, los expertos consideran esencial que estos sistemas funcionen bajo marcos regulatorios sólidos y principios éticos definidos por humanos. A largo plazo, el objetivo sería que las IA pudieran adaptarse a situaciones nuevas con mayor autonomía, pero sin perder de vista los objetivos humanos y las consideraciones éticas.


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