Mis queridos y sufridos lectores, hay que admitir que vivimos en tiempos de una comedia política inmejorable. Por ahí andan los opositores, todos preocupados, afilando los cuchillos y preparando sus carpetas de investigación para cuando algún prócer de la 4T deje el hueso. ¡Qué ternura! Viven en el pasado, creen que esto es como antes.
Relájense, muchachos del PRIANRD y lo que quede de ellos. Guarden sus energías, porque en Morena se toman muy a pecho eso de la austeridad y han decidido ahorrarse hasta los enemigos. ¿Para qué gastar en oposición si el fuego amigo sale gratis y es mucho más efectivo? Es la nueva máxima de la transformación: «la traición empieza por casa».
Si no me creen, nomás echen un ojo al cochinero que se traen entre ellos. Allá en Baja California, la exalcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero, anda que no la calienta ni el sol del desierto, gritando que su propia gobernadora morenista, Marina del Pilar, le armó una persecución más cantada que un éxito de Luis Miguel. ¡Tómala! Ni judas fue tan aventado.
Y no es caso aislado, es tendencia. Volteen a ver a Morelos. El pobre Cuauhtémoc Blanco todavía no termina de empacar sus trofeos y la gobernadora entrante, también de Morena, ya le está cantando el precio. Le prometió una auditoría tan profunda que van a acabar revisándole hasta las caries. ¡Eso es compañerismo y no fregaderas! Y ni hablemos de Veracruz, donde los tambores de guerra entre la que llega y el que se va suenan más fuerte que una banda en el malecón.
Así que, en serio, oposición, descansen. Siéntense a ver el espectáculo con unas palomitas, porque la mejor auditoría para un gobierno de Morena es el siguiente gobierno de Morena. Son como los cangrejos en una cubeta: antes de que uno logre salir, los de abajo ya lo están jalando de las patas. ¡Bendita transformación que se devora a sí misma!
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