¡No mames, raza! ¿Se acuerdan cuando podíamos echar el chismecito, despotricar contra el gobierno o reírnos de los memes sin que nadie nos estuviera echando el ojo? ¡Pues ya valió madres! Ahora resulta que hasta para irte de mojado —perdón, de estudiante— a la tierra del Tío Sam, tienes que abrirles tus redes sociales como si fueran la cuenta bancaria de un político corrupto.
La neta es que esto ya parece una combinación de la Santa Inquisición con la oficina de migración. Por un lado, si te atreves a decir algo que no le guste al Tlatoani en turno, o a su partido Morena (¡ay, nanita!), ¡zas!, que te caen las huestes digitales a lincharte o, peor aún, te bajan la publicación. ¿Libertad de expresión? ¡Mis polainas! Aquí la única libertad que existe es la de aplaudir como focas amaestradas.
Pero la cosa no para ahí, mis queridos chismosos cibernéticos. Ahora los gringos, con su afán de «seguridad nacional» —o sea, de que no se les cuele ningún «peligro» que no hable inglés y no le guste el cheeseburger—, quieren hurgar en tu Facebook, tu Instagram y hasta en tu TikTok. ¿Que publicaste un meme de Trump echándose una caguama? ¡Negada la visa! ¿Que te quejaste de los baches en tu calle? ¡Sospechoso de terrorismo! ¡No mames!
Según la nota que nos pasaron, la Embajada de Estados Unidos en México ya lo confirmó: si quieres ir a estudiar, tienes que mostrar tus redes sociales. O sea, ya no basta con tener buen promedio y lana, ahora también tienes que tener una vida digital digna de un santo… o de un influencer patrocinado por el gobierno.
Así que ya saben, banda. Antes de soltar el veneno en sus perfiles, piensen si quieren ir a Disneylandia o no. Porque a este paso, lo único que nos va a quedar es el grupo de WhatsApp de la familia para mentar madres a gusto. ¡Qué tiempos, qué desgracia!
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