Forma en obras emblemáticas del Museo de Arte Carrillo Gil

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El Museo de Arte Carrillo Gil (MACG), del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), fundado en 1974, se ha consolidado como un espacio dedicado a la preservación, desarrollo y difusión de la cultura visual mexicana de los siglos XX y XXI. Su valiosa colección, conformada por obras donadas por el Dr. Álvar Carrillo Gil y su esposa Carmen Tejero, incluye piezas de destacados artistas nacionales e internacionales.

El primer conjunto de la colección estuvo integrado por 153 piezas de José Clemente Orozco, 45 de David Alfaro Siqueiros y 7 de Diego Rivera, principales representantes del muralismo mexicano; así como por 15 obras de Gunther Gerzso y 5 de Wolfgang Paalen, exponentes de la abstracción moderna. Posteriormente, se sumó una donación de obra gráfica que incluyó reproducciones, litografías y dibujos de Luis Nishizawa, S. W. Hayter, Vasily Kandinsky, Paul Klee, Pablo Picasso, Diego Rivera, Auguste Rodin, Georges Rouault, Jacques Villon, Zao Wou-Ki, además de un conjunto de arte japonés.

La Colección Carrillo Gil consta de un total de 1,419 piezas. Fernanda Ramos, curadora en jefe del MACG, destaca cinco obras emblemáticas: El arquitecto (Diego Rivera), Los teules IV (José Clemente Orozco), Muerte y funerales de Caín (David Alfaro Siqueiros), Atardecer en el pedregal Acahualtepec, minas de tezontle (Luis Nishizawa) y Amanecer (Wolfgang Paalen).

El arquitecto (1915-16 óleo sobre tela) fue creado por Rivera en Madrid durante la Primera Guerra Mundial. Retrata al arquitecto Jesús T. Acevedo, cercano al escritor Alfonso Reyes y vinculado a círculos intelectuales mexicanos como el Ateneo de la Juventud. “A diferencia de obras posteriores, como Paisaje zapatista, el cuadro no aborda la lucha revolucionaria, sino que se centra en la experimentación formal y el interés por el geometrismo. La figura se organiza mediante planos fragmentados y superposición de trazos, explorando el espacio, el color y el movimiento sin recurrir al naturalismo”, explica Fernanda Ramos.

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Muerte y funerales de Caín (1947, piroxilina sobre madera comprimida) permitió a Siqueiros criticar la muerte del hombre a manos de otros hombres, la lucha de clases y la desigualdad. La pintura retoma el mito bíblico en el que Caín mata a su hermano Abel. “A través de la gallina gigante, Siqueiros nos posiciona frente a Caín muerto, es decir, frente a la muerte alegórica de la injusticia. También podríamos interpretar la escena como un festejo más que un funeral. Esta obra se constituye como una de las más herméticas del pintor”, señala Ramos. 

Los teules IV (1947, piroxilina sobre masonite) forma parte de una serie de dibujos que narran visualmente la conquista de México, desmontando los mitos a su alrededor y mostrando crudamente la violencia. El título proviene del término náhuatl teúl (“dios”), con el cual los mexicas se referían a los españoles al llegar. La serie fue comisionada por el Colegio Nacional a Orozco, quien se inspiró en Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo. La obra expone una de las temáticas más exploradas por el muralista: el cuestionamiento de la violencia humana representada a través del choque entre culturas.

Atardecer en el pedregal Acahualtepec minas de tezontle (1959, carbón sobre papel) muestra el lenguaje visual que desarrolló Luis Nishizawa, vinculando la tradición mexicana y japonesa, influenciado por la filosofía zen que practicaba su padre. Su obra se centra en la representación de la atmósfera y la luz, organizando composiciones donde conviven vegetación, asentamientos y la cercanía con volcanes y montañas. “En esta pieza se combina realismo y expresionismo, que en otras obras deriva hacia la abstracción sin perder el vínculo con la naturaleza”, agrega la curadora. La obra registra la zona de Santiago Acahualtepec, pueblo originario de Iztapalapa.

La obra Amanecer (1959, óleo sobre tela), de Wolfgang Paalen, pertenece a su última etapa de abstracción expresionista. La pintura combina gestos libres con una paleta que incluye morados, verdes, grises, amarillos y tonos terrosos, generando profundidad y movimiento. “En este período, Paalen incorporó referencias al arte prehispánico, la cosmología y la filosofía, estableciendo un diálogo entre lo material y lo simbólico. La obra centra la atención en la interacción de los colores y las formas, sin recurrir a la representación directa de figuras u objetos, y refleja las preocupaciones formales y visuales que caracterizan su producción final”, puntualiza Ramos.

Estas y otras obras del acervo del MACG pueden apreciarse de martes a domingo, de 10 a 18 horas. El museo se ubica en Avenida Revolución 1608, colonia San Ángel, alcaldía Álvaro Obregón.


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