En el simbólico Altar a la Patria del Castillo de Chapultepec, el 13 de septiembre de 2025, México conmemoró el 178 aniversario de la Gesta Heroica de los Niños Héroes, un ritual cívico que reúne a los tres poderes de la Unión para honrar la valentía y el patriotismo. La ceremonia, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, incluyó el pase de lista, ofrendas florales y guardia de honor, con la presencia de secretarios de Estado como Ricardo Trevilla Trejo (Defensa) y Raymundo Pedro Morales Ángeles (Marina), así como la jefa de Gobierno, Clara Brugada. Sin embargo, un gesto sutil durante el acto –la abstención del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Hugo Aguilar Ortiz, al aplaudir a la diputada panista Kenia López Rabadán– ha desatado un debate sobre su imparcialidad en el Poder Judicial. Este incidente, captado por cámaras y amplificado en redes sociales, pinta a Aguilar como un actor sectario, alineado con la Cuarta Transformación (4T), y cuestiona si el nuevo liderazgo judicial garantiza la autonomía prometida en la reforma constitucional de 2024.
Hugo Aguilar Ortiz, originario de Oaxaca y de raíces mixtecas, asumió la presidencia de la SCJN el 1 de septiembre de 2025 tras ganar las elecciones judiciales de junio con el respaldo de Morena, convirtiéndose en el primer indígena en el cargo. Su trayectoria, marcada por una defensa férrea de la reforma judicial impulsada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), lo posicionó como un aliado de la 4T. Durante la ceremonia, mientras Sheinbaum y su gabinete aplaudían efusivamente las intervenciones de funcionarios morenistas, Aguilar se unió al gesto con entusiasmo, reforzando la imagen de unidad gubernamental. En contraste, al momento en que López Rabadán, presidenta de la Cámara de Diputados y figura opositora del PAN, pronunció su mensaje sobre pluralidad y unidad nacional –»más allá de diferencias partidistas, todos compartimos México»–, Aguilar optó por abstenerse, manteniendo las manos quietas en un gesto que analistas interpretan como desdén político. La panista, invitada personalmente por Sheinbaum para representar al Legislativo, compartió en X una «foto plural que representa a México», pero el detalle de Aguilar no pasó desapercibido, generando memes y críticas en plataformas como Twitter y TikTok.
Este episodio no es aislado. Desde su elección, Aguilar ha sido acusado de parcialidad por opositores como el PRI y el PAN, quienes argumentan que su alineación con Morena socava la independencia judicial. La reforma de 2024, que introdujo elecciones populares para jueces, buscaba democratizar el Poder Judicial, pero críticos como López Rabadán advierten que ha convertido a la SCJN en un apéndice del Ejecutivo. En la ceremonia, la presencia de Aguilar junto a Sheinbaum y Laura Itzel Castillo (presidenta del Senado, Morena) subrayó esta percepción: aplausos selectivos que delatan lealtades partidistas en un evento supuestamente supra-político. Analistas como Denise Dresser han calificado el gesto como «un lapsus freudiano de sectarismo», recordando que el ministro, en su discurso de toma de posesión, prometió «imparcialidad absoluta». En un México polarizado, donde la aprobación de la 4T ronda el 55% según encuestas de Mitofsky, estos detalles erosionan la confianza en las instituciones. La oposición exige que Aguilar aclare su conducta, argumentando que un Poder Judicial autónomo no puede permitirse gestos que privilegien a un bando.
Las implicaciones son profundas. Con pendientes casos como el de la Guardia Nacional y amparos contra reformas energéticas, la SCJN bajo Aguilar enfrenta escrutinio internacional de organismos como la CIDH. Si su liderazgo se percibe como sesgado, podría avivar tensiones rumbo a las elecciones intermedias de 2027, debilitando el contrapeso constitucional. La ceremonia de los Niños Héroes, emblema de sacrificio por la patria, se transformó en un espejo de divisiones: ¿puede Aguilar unir o solo divide? México observa, y la autonomía judicial pende de un aplauso.
 















