¿Gasto social salvará a Morena?

El 7 de julio de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que el presupuesto para programas sociales en 2026 alcanzará un billón de pesos, equivalente al 3% del PIB mexicano. Esta cifra, calificada como histórica, representa un aumento significativo frente a los 835 mil millones de pesos invertidos en 2025, beneficiando directamente al 82% de las familias mexicanas, según datos oficiales. Sin embargo, este ambicioso plan se presenta en un contexto económico y político complejo, marcado por una reducción en la creación de empleos y señales de desaceleración económica, lo que plantea interrogantes sobre su viabilidad y posibles implicaciones políticas de cara al futuro.

El anuncio de Sheinbaum se enmarca en la continuidad de las políticas de bienestar impulsadas por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien consolidó a Morena como una fuerza política dominante gracias a programas sociales que, según analistas, han sido clave para su base electoral. Tras las elecciones intermedias de 2021, cuando Morena perdió escaños en la Cámara de Diputados y varias alcaldías en la Ciudad de México, el gasto en programas sociales se duplicó. Esta estrategia, según expertos, contribuyó al fortalecimiento del partido, que culminó con la victoria presidencial de Sheinbaum en 2024, al obtener el 59.75% de los votos, el mayor porcentaje en la historia democrática del país.

No obstante, el contexto económico actual plantea desafíos significativos. En 2024, el crecimiento del PIB mexicano fue de apenas 3.2%, y las proyecciones para 2025 sugieren una desaceleración, con estimaciones de crecimiento por debajo del 2%. Además, la creación de empleos formales ha disminuido, con el IMSS reportando una caída en la generación de puestos de trabajo en sectores clave como la manufactura y la construcción. Esta situación se agrava por la incertidumbre derivada de la revisión del T-MEC en 2026 y la imposición de aranceles del 25% por parte de Estados Unidos, lo que podría impactar negativamente las exportaciones mexicanas, principal motor de la economía.

El aumento del gasto social, aunque popular, enfrenta críticas por su sostenibilidad fiscal. México cerró 2024 con un déficit fiscal del 5.9% del PIB, el más alto en tres décadas, resultado de los gastos en infraestructura y programas sociales durante el último año de AMLO. Sheinbaum ha prometido mantener la austeridad republicana y mejorar la recaudación fiscal sin una reforma tributaria profunda, pero expertos advierten que financiar un billón de pesos en programas sociales requerirá un manejo cuidadoso de los recursos públicos. La deuda de Pemex y la caída en la producción petrolera añaden presión a las finanzas públicas, limitando el margen de maniobra.

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Desde una perspectiva política, el incremento del gasto social podría interpretarse como una estrategia para consolidar el apoyo de Morena de cara a futuras elecciones, especialmente en un escenario donde la oposición busca reposicionarse. En 2021, la pérdida de posiciones en la Cámara y en la Ciudad de México llevó a un ajuste estratégico en el gasto social, que resultó efectivo para recuperar el respaldo popular en 2024. Sin embargo, el contexto actual es diferente: la economía global enfrenta incertidumbre, y las reformas constitucionales impulsadas por Morena, como la judicial, han generado desconfianza entre inversionistas, lo que podría limitar el crecimiento económico necesario para sostener estos programas.

Por otro lado, los programas sociales gozan de una aprobación significativa. Según encuestas de El Financiero, el 83% de los mexicanos aprueba estas iniciativas, lo que refuerza la imagen de Sheinbaum, cuya aprobación general se mantiene en un robusto 75%. Sin embargo, su gestión enfrenta críticas en temas como seguridad pública y combate a la corrupción, áreas donde el 61% y 52% de la población, respectivamente, desaprueban su desempeño. Este contraste sugiere que, aunque los programas sociales son un pilar de apoyo, no compensan del todo las preocupaciones en otros rubros clave.

En conclusión, el aumento del gasto social a un billón de pesos en 2026 refleja el compromiso de Sheinbaum con el humanismo mexicano y la Cuarta Transformación, pero también plantea riesgos en un entorno económico frágil. La estrategia podría fortalecer a Morena políticamente, como lo hizo tras 2021, pero su éxito dependerá de la capacidad del gobierno para equilibrar el gasto con el crecimiento económico y la atracción de inversión. Mientras tanto, la oposición y los inversionistas observan con cautela, conscientes de que el dinamismo económico y la estabilidad política están en juego.


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